Compradoras compulsivas

16 abril 2008


Vivimos en un mundo en el que el consumo de productos está a la orden del día. No existe un solo día en el que no consumamos algo. Desde el tícket del autobús hasta un ordenador portátil, todo son compras que realizamos. El problema viene cuando se pierde el control.

En esta sociedad consumista tenemos un problema cada vez más frecuente. Se trata de los compradores compulsivos. Este problema viene dado por la necesidad de comprar para sentirse bien. En momentos de ansiedad un comprador compulsivo compra cualquier cosa, un libro, un DVD… lo que sea. En realidad no busca el placer de leer un buen libro o de ver una película recién salida al mercado, sino sólo el hecho de comprarlos.

¿No disfruta con esos productos?
La mayoría de los productos que compra un comprador compulsivo acaban amontonados en armarios y cajones. No suelen utilizarlos ya que su misión ya ha sido cumplida. Sólo buscaban la satisfacción de realizar una compra y llevar un objeto nuevo a casa, una vez cumplido este deseo, el producto en sí ya no importa.

En los casos más graves esto puede conducir a una situación realmente peligrosa, ya que los recursos económicos de una persona no son ilimitados y, por el contrario, su ansia de comprar sí que no tiene límites. Hay casos en los que los compradores han tenido que pedir dinero a familiares, amigos o incluso a entidades bancarias. Si por algún casual sospechan de que no van a recibir ese préstamo de alguna persona cercana incluso pueden llegar a inventar excusas para recibir el dinero. Esto es lógico ya que no es lo mismo que a una le pidan dinero para comprar una cámara de video que para salir de un apuro como, por ejemplo, pagar el seguro del coche.

Es un problema muy serio
Si alguna de vosotras cree que sufre este problema o que algún amigo o familiar lo padece debe dirigirse a un especialista. En caso de no recibir atención esto puede derivar en problemas mayores. Lo que tenemos que tener en cuenta es que no es un problema del que una pueda salir sola. Siempre va a necesitar la ayuda, en primer lugar, del profesional que la trate y, en segundo lugar, de su pareja, familia y amigos. Ya que en muchos casos son estas personas que tenemos alrededor las que nos tienen que ayudar a que volvamos a retomar el camino.

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