GENERACION CANGURO

31 octubre 2007



Tienen profesión, trabajo e independencia económica, sin embargo, se niegan a abandonar el hogar de sus padres...


Francisca tiene 29 años, un trabajo bien remunerado y, por lo tanto, estabilidad económica. No obstante, aún vive en el hogar de sus padres. ¿La razón? Hace cuatro años, decidió estudiar una segunda carrera, estudios de los que se haría cargo económicamente pero, para que eso funcionara, debía permanecer viviendo con sus papás.

“Tenía 24 años y sentía que necesitaba realizarme profesionalmente estudiando algo que siempre quise. Obviamente, me haría cargo de estos estudios, porque mis papás ya me habían pagado una carrera, pero si me pagaba esto, obviamente, nunca iba a poder tener plata, también, para vivir sola. Lo tomé como oportunidad de realizarme profesionalmente”, explica la joven.




Para finalizar sus estudios sólo resta un semestre y asegura que cuando este tiempo llegue y, encuentre un trabajo en esta área que, espera sea mejor remunerado, piensa irse de la casa de sus papás. “Tampoco se trata de ir a pasar necesidades si en la casa de tus papás tienes todas las comodidades. Es decir, si voy a vivir sola para quedarme sólo con la plata para la micro, creo que no tiene sentido, pero si el panorama económico lo permite, por supuesto que seré la primera en emigrar ”.

Su testimonio ilustra una de las nuevas experiencias que atraviesa la sociedad chilena, algo que los especialistas han denominado “la generación canguro”. Jóvenes treinteañeros que pese a tener independencia económica siguen viviendo con sus padres. Una realidad que se compara con las de naciones desarrolladas como Alemania, en donde los jóvenes postergan la estadía en el hogar paterno hasta los 27 años, como promedio.

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